
Foto: Pixabay.com
Neuromarketing. La mayoría de los consumidores antes de realizar una compra analizan las opciones que se les presentan. Buscan tomar la mejor decisión. Pueden elegir en base a la calidad o el precio de un producto o servicio. Es aquí donde los anunciantes hacen uso del neuromarketing.
Todas las estrategias de ventas en el marketing se crean fundamentadas en el neuromarketing. Es decir, toman en cuenta el resultado de estudios científicos acerca del comportamiento humano y la toma de decisiones en los procesos de compra. La finalidad es optimizar las estrategias para que los usuarios tengan una mejor experiencia de conversión.
Una de las técnicas más efectivas estudiadas en el neuromarketing es el efecto señuelo. Este suele ser aplicado por las marcas para fijar sus precios. El efecto señuelo es el factor que impulsa a un consumidor a cambiar su opción de compra cuando se ofrece una tercera alternativa. El objetivo de aplicar este efecto es hacer que los clientes se inclinen por la opción más rentable para la marca.

Foto: Pixabay.com
Un ejemplo común del efecto señuelo se da en las salas de cine. Lo vemos cuando se ofrecen distintos tamaños de palomitas (pequeñas, medianas o grandes). La diferencia de precios entre las palomitas medianas (este sería el señuelo) y la grande (la opción más rentable para la empresa) es tan poco, que lo ideal será elegir el tamaño más grande.
El efecto señuelo puede aplicarse a cualquier producto o servicio, rubro o sector. Es ideal tanto para ventas físicas como virtuales. Solo hay que aplicarlo correctamente. A continuación algunos consejos para ponerlo en práctica:
1.- Los productos o servicios ofrecidos deben ser similares. La diferencia entre uno y otro puede ser el tamaño, la cantidad de beneficios o calidad.

Foto: Pixabay.com
2.- Ofrecer pocas alternativas. Aunque es válido brindar varias opciones bastará con colocar tres. De este modo el consumidor no se sentirá agobiado con tantas propuestas y le será más fácil decidir por la venta objetivo.
3.- La diferencia de precios entre el señuelo y el producto objetivo debe ser poca. De modo que el valor del señuelo resulte ilógico ante el consumidor y elegir el precio más caro sea según su juicio la mejor decisión de compra.
4.- Las opciones deben ser concretas y simples de comprender. Hay que agruparlas para que estén a la vista de los clientes. Es decir, presentarlas una al lado de la otra, para que el consumidor pueda comparar y decidir su preferencia.