Una de las decisiones más importantes a la hora de crear una página web, es la elección del hosting. Aunque existen diversas opciones, con diferentes precios y características, no todas son tan efectivas y confiables, ni cumplen los requerimientos exigidos.
Como sabes, el hosting es el servicio de almacenamiento de información, correos electrónicos, videos, imágenes y demás contenidos de una página web. Una buena selección, evitará interrupciones, caídas del sistema y lentitud en la descarga.
Para ello, es imprescindible determinar la diferencia entre una web “estática”, que por lo general se compone de páginas HTML sencillas, con contenido fijo, y una web “dinámica”, que se desarrolla con un lenguaje de programación PHP y un contenido cambiante. Ejemplo de éstas son los wikis, tiendas online y blog de WordPress, que requieren una base de datos y, por ende, un servidor más exigente.
El sistema operativo a seleccionar un punto clave para el buen funcionamiento del hosting. Linux, por ejemplo, es muy usado para sitios que emplean PHP, Perl y Python, con base de datos en WordPress o Joomla.
Windows, por su parte, se reserva para aplicaciones en Microsoft como ASP.NET y bases de datos SQL Server.
Tipos de hosting
Existen tres tipos de hosting: gratuitos, compartidos y dedicados.
El gratuito es el menos recomendado. Su capacidad de almacenamiento es reducida, por lo que solo servirá para una página web estática. Por lo general son deficientes en aplicativos y más propensos a contaminaciones por virus. No son apropiados si se pretende reforzar la imagen de la compañía.
El hosting compartido es ideal si tu negocio está comenzando y desconoces el éxito que tendrá. Suele ser económico, ya que los gastos se dividen entre los clientes que intervienenen el hosting. Sin embargo, suele arrojar dificultades. Si otra página web ubicada en el ese servidor cae en una lista negra, como portal no deseado, la tuya tendrá el mismo destino.
Aunque tendrás un espacio de almacenamiento exclusivo, el uso de la memoria RAM y del CPU será compartido. Esto quiere decir que si otro cliente supera los límites, tu sitio podrá volverse más lento. Además, si un sitio vecino es hackeado, el tuyo puede correr con la misma suerte.
El hosting dedicado es el mejor ya que te ofrecerá la autonomía necesaria para que tu página web funcione con normalidad. Cada servidor es exclusivo, la capacidad de gestión es más amplia y, en general, tendrás mayor seguridad y calidad.
Existen otros conocidos como servidores virtuales VPS que funcionan de manera independiente dentro de un mismo equipo, es decir, que congregan todo el contenido en la nube. Una de sus ventajas es que los recursos son propios, así como la dirección IP y el sistema operativo.
¿Qué considerar?
Como dijimos, las alternativas son muchas, pero hay elementos que ayudarán a dar con la mejor oferta.
Lo primero es comprobar que brinde un servicio escalable, es decir, que permita extender el espacio en GB, adquirir más dominios y sumar más direcciones de correo electrónico, para aumentar el negocio sin necesidad de emigrar de servidor.
Las fallas deben ser pocas. Si se evidencia constantemente el error 500 o surgen inconvenientes de descarga o calidad, no será el indicado.
El mejor hosting es el que brinda servicio técnico oportuno y confiable. Los recomendables son aquellos que se demoran menos de 24 horas en contestar las interrogantes y promueven un frecuente intercambio de e-mails.
Si el hosting permite realizar un backup de las páginas en otros sitios, será muy beneficioso. Si se amerita un amplio espacio para almacenar información, se puede ubicar un backup remoto.
Varios hosting están optimizados para desarrollar blogs en WordPress sin llevar a cabo la instalación, lo cual es altamente beneficioso. Los mejores serán aquellos que admiten la incorporación de varias bases de datos.